Formas de conseguir que nuestra hipoteca sea barata.
Fercogestion.com indica que existen múltiples opciones que podemos proponer al banco para reducir o bien postergar nuestra cuota, si bien en su mayor parte pueden acabar encareciendo el costo total de nuestra hipoteca.
Primero: Renegociar el plazo de amortización. Es un modo efectivo de reducir la cuota de manera permanente. Sin embargo, hay que tener en consideración que acrecentar el número de cuotas implica abonar más intereses y, por tanto, acrecentar el costo total de la hipoteca. Pongamos un caso práctico: un préstamo de ciento cincuenta.000 euros a veinticinco años con un interés de Euribor + 0,90 por ciento .
A veinticinco años pagaríamos una cuota de 659,41 euros, y de sostenerse el género de interés, terminaríamos pagando ciento noventa y siete.823 por nuestra hipoteca.
Si consiguiéramos ampliar el plazo a treinta y cinco años, pagaríamos solo 521,88 euros al mes, pero, de sostenerse el interés a lo largo de toda la vida de la hipoteca, pagaríamos un total de doscientos diecinueve.190 euros: veintiuno.367 euros más de lo que hubiéramos pagado con un plazo de amortización a veinticinco años.
Segundo: Pedir un periodo de carencia, que puede ir de tres meses a cinco años. Existen 3 tipos: (1) la falta de interés, en la que solo amortizamos capital a lo largo de un periodo, (dos) la falta de capital, en la que solo pagamos intereses y (tres) la falta total, en la que no pagamos nada por un periodo determinado. Generalmente solo es discutible una falta de capital, que nos dejará abonar solo la una parte de nuestra hipoteca destinada a los intereses a lo largo de un tiempo determinado. Así, siguiendo el ejemplo precedente en el primer mes, si pedimos un periodo de falta de capital vamos a pagar solo doscientos noventa euros a lo largo de los meses que dure la falta. Sin embargo, hay que tener en consideración que a lo largo de ese tiempo no se amortiza nada de capital, con lo que el saldo pendiente de nuestra hipoteca no se reduce.
Tercero: Postergar hasta un treinta por ciento del capital a la última cuota. Si hiciésemos esta operación, siguiendo exactamente el mismo ejemplo, nuestra cuota se calcularía desde un capital de ciento cinco.000 euros y no ciento cincuenta.000, con lo que nos quedaría una cuota de 461,59 euros. Habríamos conseguido un ahorro mensual de 197,82 euros. Normalmente, al llegar a la última cuota, se acostumbra a abrir nuevamente una hipoteca para el capital pendiente.
Cuarto: Postergar cuotas. Ciertas hipotecas tienen una cláusula que deja el aplazamiento de un número determinado de cuotas al año, es decir, que si el usuario prevé muchos gastos puede postergar el pago de la hipoteca a otro mes. Esto puede resultar realmente útil puesto que ofrece una enorme flexibilidad de pago al hipotecado. Sin embargo, no es posible negociar los aplazamientos de cuotas si esta alternativa no consta en el contrato de la hipoteca.
Modos de reducir el costo total de la hipoteca
Es posible reducir el costo total de la hipoteca renegociando las condiciones. Para lograrlo, lo mejor es intentar reducir el género de interés o bien empezar los trámites de subrogación.
Primero: Renegociar el interés. Se trata de una negociación con el banco utilizando todos y cada uno de los razonamientos que se crean necesarios: los años de vinculación con el banco, la puntualidad en los pagos, etcétera Hay que tener en consideración que si ya tenemos un buen interés, es bien difícil que nos lo vayan a bajar. Asimismo habremos de estar alarma por si acaso el banco pretende bajar nuestro interés a cambio de vendernos un producto vinculado, como un seguro de vida, por poner un ejemplo. Quizás no salga a cuenta reducir nuestro interés pagando un seguro que no precisamos.
Segundo: Hacer un amago de subrogación puede ser una buena opción para progresar nuestras condiciones. Para ello, hay que lograr que uno o bien más bancos nos planteen una oferta vinculante, y regresar a nuestro banco con este contrato aun sin firmar como herramienta de negociación. En este punto, nuestro banco va a deber escoger entre igualar la oferta para no perdernos como usuario o bien dejarnos marchar a la competencia.
Tercero: Subrogación. Caso de que el banco no esté presto a hacer una rebaja del género de interés o bien que esta sea insuficiente, podemos proponernos mudar de banco. En muchas ocasiones, las hipotecas subrogación tienen condiciones muy ventajosas, lo que las transforma en opciones a tomar en consideración. Además, la ley actual limita la comisión por subrogación al 0,50 por ciento , con lo que el desembolso por mudar de banco no acostumbra a ser prohibitivo. Incluso así, ciertas entidades corren con todos y cada uno de los gastos de subrogación para facilitar de esta manera la operación.
Hay que tener en consideración que el hecho de alterar las condiciones de nuestra hipoteca acostumbra a estar sujeto a una comisión por novación, que acostumbra a fluctuar entre el 0 por ciento y el 1 por ciento del importe de la hipoteca. Este punto es fundamental en el momento de valorar cuál va a ser nuestro ahorro real si renegociamos el género de interés.
Asimismo hay que rememorar que siempre y en toda circunstancia va a ser más fácil negociar con nuestro banco si tenemos un buen perfil financiero y cierta antigüedad en la entidad, puesto que esta estimará que corre poco peligro con nosotros